Mucha gente cree que el vino espumante y el champagne son lo mismo, pero hay una leve característica que los diferencia. Estos se suelen usar indistintamente para festejos, como casamientos, cumpleaños y hasta en Navidad y Año nuevo.
Pero, ¿qué es lo que los diferencia? Principalmente, podemos distinguir su origen. El champagne o champaña nació en la región de Champagne, en Francia. Esta denominación de origen protegida garantiza que el vino se elabore siguiendo métodos tradicionales y con uvas específicas de la región. En cambio, el vino espumante, es un término genérico que se aplica a cualquier vino espumoso elaborado en otras regiones del mundo.
Otra de sus diferencias es su método de elaboración. El champagne se elabora siguiendo el método tradicional o método champenoise, que implica una segunda fermentación en botella. Este proceso le confiere al champagne sus características burbujas finas y persistentes. El vino espumante, por su parte, puede elaborarse mediante el método tradicional o por el método Charmat, que implica una segunda fermentación en tanques de acero inoxidable.
Y, finalmente, la diferencia más grande entre ambos es, claramente, su sabor y aroma. El champagne tiene sabores más complejos y elegantes, con notas de frutas, brioche, y a veces, minerales. En cambio, en el vino espumante su sabor y aroma puede variar mucho según la variedad de uva y el método de elaboración, pero generalmente son vinos más frescos y afrutados.
A su vez, el champagne suele ser más caro debido a su origen y método de elaboración. Además, al considerarse más sofisticado, se lo suele utilizar en ocasiones especiales.