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RADIO32 SOMOS TU VOS
Hace menos de tres meses el mundo de Agustina Casanova cambió para siempre: llegó a su vida -y a la de su marido, Lautaro Mauro- la esperada y deseada Bianca.
Emocionada por ser su primera nota desde que aquel 30 de mayo quedó plasmada para siempre en su retina la primera imagen de su hija (esa con la que tanto soñó) Agustina recibe al equipo de Para Ti en su hogar, al que decidieron mudarse un mes antes del nacimiento de la bebita.
La periodista y locutora se animó a embarcarse en una mudanza con una panza de 8 meses… no por nada durante la entrevista se autodefinirá como «intrépida».
Si bien reconoce el cansancio que siente -natural con un bebé que aún no cumplió tres meses de vida- también afirma sentirse «plena» y «feliz» de estar atravesando este momento en el que la mujer de los medios se tomó un break para darle el protagonismo a «Agustina mamá».
Antes de comenzar con la entrevista, Agus cuenta cómo tiene pensado lookearse para las fotos y también arregla detalles del makeup y del peinado. Una apariencia absolutamente potenciada por la luz en sus mirada y su enorme sonrisa cada vez que se refiere a su pequeña Bianca.
–Único en la vida y para siempre… tengo la posibilidad de estar disfrutando un montón de Bianca. Desde que nació me propuse atravesar cada etapa, vivirla intensamente y así lo estoy haciendo. Si bien es agotador, me resulta lo más maravilloso que me pasó en la vida.
«Me levanto todos los días feliz, contenta, más allá de que la gorda no tiene días iguales: cada día nos sorprende con algo diferente. A veces por algo lindo, a veces porque llora y porque le duele la panza y porque… ¡No sabemos por qué! Y de eso se trata también, ¿no? de ir aprendiendo y de ir acompañándola en este proceso. Y en este momento tan único para nosotros como padres, y para ella, también ¿no? venir a este mundo. Con lo cual, es una revolución».
«Como mujer, me cambió la vida absolutamente, me descubro como mamá. Eso también me desafía desde todo punto de vista».
– Y, bueno (piensa) ¡Me emociona! Todos los días miro a mi hija y me recorre el cuerpo algo que me resulta hasta difícil de describir, es hasta difícil ponerlo en palabras. Por eso, hoy, entiendo mucho más a las mujeres ¡a todas! Porque parece trillado decir «a mi mamá». No, a las mujeres madres que atravesaron un embarazo, que se tuvieron que encontrar en ese rol que es difícil y que es maravilloso, obviamente.
«Pero que implica mucho compromiso y mucha conexión con ese hijo, esa hija. A mí me emociona porque me encuentro superada, por momentos. Pero entiendo que lo estoy haciendo bien y que ponés el cuerpo, las lágrimas, la risa… ¡Ponés tu vida entera! En una entrega absoluta a una personita que te viene a revolucionar todo».
«Con lo cual, hay que vivirlo, hay que transitarlo… y esto que te dicen: ‘Pasa rápido’. Es verdad, va pasando y ahora son los cólicos y mañana será otra cosa, y después son los dientes, y después es la vida misma, ¿no? Todos se va volviendo, incluso, más complejo y bueno, hay que estar preparados para eso».
-¡Ha superado absolutamente todo! ¡Es mucho más de lo que me imaginé! Incluso, yo soy muy terrenal, muy racional…. cuando me decían: ‘Ay, es lo más lindo’ y yo decía: ‘¡¿Que será lo que me están diciendo, qué sé yo?!’. Como que no pensaba tanto, te voy a ser sincera eh.
«Quedé embarazada y viví el embarazo. Y después nació y ahora estoy pensando en esto. Como funciono siempre en mi vida, no pienso demasiado las cosas hasta que suceden… Pueden tildarme de que no proyecto, pero no se trata de eso. Es, quizás, un mecanismo de defensa: a mí me gusta vivir las cosas cuando hay que vivirlas, no adelantarme en los tiempos, porque no me gusta ponerle más expectativa de lo que tiene que ser».
«Y porque me gusta también que sea más el momento de lo que me había imaginado. Realmente, maravillarme y sorprenderme ahí. Y así lo vivo: el embarazo fue hermoso, fue casi de manual y lo viví re bien. Y ahora también mis amigas me dicen, ‘te veo bárbara’… ¡Es que sí! Porque estoy contenta y abierta a que sea como tenga que ser. No le estoy poniendo tanta carga en que sea todo perfecto, no: no lo es y está bueno que así sea. Incluso, me encuentra mucho más relajada.
«Estoy en un momento de mi vida, que sí, planifiqué el embarazo, sí planifiqué cuándo la llegada de un hijo. Entiendo que si hubiese sido en otro momento de mi vida… ¡No sé! Hoy no quiero hacer otra cosa que estar acá, con mi beba».
«En otro momento eran otros los desafíos: lo laboral, la carrera. Desde ya que hoy tengo ganas de volver. Pero, bueno, desde otro lugar. Hoy Agustina mamá me requiere y me encanta que mi tiempo esté dedicado a esto».
–El momento en el que la vi por primera vez. Ahí se detiene la vida, hay una gran pausa, ¿no?
Y ahí, yo que soy tan racional y terrenal, dije ‘Wow, esto está pasando»… y es ese momento.
«Y después, cuando llegas a casa con la bebé. Y te encontrás que sos tres, que todo eso que armaste para la bebé, ¡ay! Y te llena de amor, porque armaste el cuarto pensando en ella. Porque está su cunita y por qué está usando la ropita que soñaste que le ibas a poner. Todo eso te va llevando a ¡Wow!»
«Ni hablar la conexión del momento de que toma la teta… aparte de Bianca se prendió a la teta el día uno, increíblemente. Eso mágico, ya desde el sanatorio, me sucedió».
«Después, tiene sus berrinches: que la teta sí, que la teta… tiene sus momentos que, bueno, me saco de leche y le doy la mamadera y ¡qué bien! porque de a poco me voy acomodando también al regreso a la vida. Porque, ¡ojo! Es súper demandante. Me encanta dar la teta. Pero bueno, es una demanda y hay una dedicación».
«Obviamente que las mujeres no pueden reinsertarse rápidamente a la vida y a todo. Porque no es volver a trabajar: es también volver a hacer algo, a ir a comprar, a ir a hacerte las uñas, a ir a entrenar, a juntarte con una amiga a tomar algo».
-¡Exacto! Yo no lo entendí hasta que ahora lo estoy viviendo… ¡Claro, obvio que no podés no! Es que en el momento que decís ‘tengo 5 minutos’ por ahí elegís, qué sé, yo ¡bañarte! Porque hay prioridades, está primero lo otro y lleva mucho tiempo, y hay que tener paciencia. Hay que amigarse con la situación de estar atravesando esto.
«Pero, la verdad, no me puedo quejar. Porque también tengo ayuda, elegí tener ayuda: tengo a alguien que me ayuda de la noche. Eso está bárbaro. Al principio me costó hasta en un momento, dije ‘pará, está bueno dormir de corrido un poco’. Porque si no, al otro día, las energías tienen que estar al cien por ciento, tu hija tiene que recibir de vos lo mejor, no podés estar detonada, cansada, sin haber dormido, de mal humor. La verdad que yo no elijo esa maternidad».
«Elegí el camino de que sea un poco lindo todo… Obvio que no es color de rosa nada pero, desde ya, que entiendo que todo pasa por un cansancio. El agotamiento que te produce el paso de los días. Porque no es el primer día, ni la primera semana, la segunda aguantás, ya la tercera decís ‘Wow!’…»
-El sacrificio tiene la carga, viene de lo que traemos como mujeres, esa parte que ‘tiene que ser así, porque si no es así, no viviste la maternidad’. No, nada que ver. Es más, antes de ser madre, veía madres que sufrían y yo decía ‘yo no quiero esto’. Y, de hecho, retrasé bastante la maternidad porque vi veía esas imágenes y decía ‘ah, pará, es bravo’.
«Y la verdad, que yo elegí vivirlo tranquila. Entonces busqué la manera de vivir tranquila ¿cómo? ¿hay que tener ayuda? Bueno, a ver, cuéntenme, vamos a armarlo de verdad esto. Después está el día a día, obviamente que hay situaciones que te superan».
«Pero la ayuda me sirve, tengo a Lautaro que es un padre sensacional y cuando yo le pido, él está… ¡Es compartida la mapaternidad! Y muchas veces nos miramos y decimos ‘bueno’. Elegimos irnos unos días a Estados Unidos con Bianca de un mes, porque también era encontrarnos los dos, a ver qué hacemos, viste fuera de casa, sin tener la ayuda de mamá, de mi suegra».
«Queremos también criar una hija que se adapte a nosotros, que le guste salir, que le guste cambiar de espacios, de ambiente, que se adapte. Y Bianca me parece tiene esa personalidad: le encanta como la sacamos, le gusta pasear…»
-¡Obvio! La vamos conociendo y eso es divertido.
-Hay un momento, cuando está tomando la teta, que yo lo observo y la miro mucho. O cuando se me queda dormida en brazos, que me emociono viéndola y me emociona también pensar en ella cuando vaya creciendo. De poder darle todo, de poder darle lo mejor como padres. De poder guiarla en el camino, con valores, ¿no? Como yo fui criada también… Poder inculcarle todos esos valores y que ella sepa elegir qué quiere hacer.
«¡Me encantaría que encuentre algo que ame! No sé si que tenga un don, pero que sea talentosa en algo. Que encuentre que le guste y que lo pueda desarrollar.. eso pienso, que sea lo que sea: no importa qué. Pero me parece que está bueno eso y, como padres, poder incentivarla. Todavía no me imagino qué… Creo que como geminiana, que es le va a encantar la charleta, la comunicación, la cosa más para afuera».
«Pero me gustaría que encuentre algo que le guste mucho porque no hay nada como eso… a mí, que me pasó, y que me ocurrió de poder trabajar de algo que me gusta mucho, la verdad que se lo deseo».
-Le pongo musiquita, le hago masajitos con una crema que me gusta… busco esos momentos, de generarle cierta rutina. Hay algo que, es cierto, que uno cuando nace un hijo es verdad que perdés el foco en vos: el eje está puesto en ella entonces no encuentro para mí los momentos de decir ‘Bueno, me voy a relajar’. Es como que siento que esos momentos se hacen esperar, de reencontrarse con uno.
«Trato, de a poco, de volver. Porque mi marido de dice: ‘Sí, salí. Volvé a entrenar, volvé a hacer algo’ pero todavía me está costando».
-Sí, dejarla para hacer algo para mí. Me está costando la organización de eso. Aparte, me voy y pienso si le dejé la mamadera con mi leche… tengo que armar mucho todavía, ¡es muy chiquita, dos meses y medio, me cuesta organizar! No me voy en paz, como que estoy mirando el reloj. No encuentro ese momento, que deseo, sí.
«Bianca es una beba re buena pero todavía tiene sus momentos de que no sabés por qué está llorando, si es la pancita, si tiene un eructito… pide más atención».
-(Risas, y bromea) ¡Insoportable… porque todo te preocupa! La verdad es que nada me asustó. Soy mandada, me la llevé de viaje con un mes. Soy intrépida pero tengo la preocupación ‘no le estará doliendo, no le estará molestando’. Ahora está con un poco de tos y un poco de moco… ¡se me resfrío un poquito! ‘y como le meto el remedio, la jeringuita’. Pero bien, dentro de lo normal, nunca salí corriendo una guardia.
«De hecho, no es que lo llamo enseguida el pediatra. Por ahí tengo la duda un día, al otro día y el tercero se lo pregunto, ¡ya está!»
«Bueno, muchas dudas respecto a la lactancia ¡hay muchos ahí! Hay mucho ahí, al principio, para la madre, con la hija. Tiene que haber una armonía tal, que muchas veces se desarregla. Al principio, yo creo que los dos primeros meses, es todo alimentación, todo gira ahí. Entonces, como todavía no me estoy desprendiendo de eso, no puedo saltar a lo otro, ¡que sé que está al caer! Dos semanas más ¡y ya está!, se acomoda eso también».
–Sí, full teta. Igual yo me saco porque, justamente, le dejo leche para que la tome de noche con la madera, tengo organizado eso. Pero no tengo organizado para irme durante el día y dejarla con tanta madera. Todavía es teta.
-Cuando vuelva a lo laboral, y tenga que estar fuera de casa trabajando, si bien tengo la posibilidad de ir y volver, va a ser los ratitos que pueda teta, pero va a ser ya casi todo mamadera mía, mientras pueda mi leche y, de a poco, ir ya incluyéndole un poquito de fórmula. Soy abierta con eso, no soy fundamentalista tampoco, ojo, que banco todo. Y si hay que dar una fórmula porque no puedo darle, dale fórmula. Ya está por cumplir los tres meses, de a poquito, ordenar también mi vida porque, de eso se trata.
-Ya el mes que viene, septiembre. Por ahí no la primera semana, si no la segunda quincena de a poquito. Ya para octubre volví con todo.
-(piensa) Sí y no. Porque también ocurre eso, ¡y es normal! Creo que la respuesta que tiene que ser esa… si no me sucede, ¡sería raro! Porque me encuentro que cuando salgo para hacer algo, digo ‘está bueno salir un poco’ y ahí está pensar que, cuando vuelva a trabajar, me va a hacer bien. Entonces ahí digo ‘sí’.
«Pero, si me ves cuando estoy con ella, con la teta y jugando, y a la mañana cuando me levanto, digo ‘no, ¡quiero estar así!‘. Pero quiero, sí, volver, pero quiero estar acomodada. Es poder organizarme con volver y disfrutar de ella y estar con ella pero, a su vez, tener mis tiempos».
-¡Todos los días me pasa eso! Yo sé que hay cinco variables: pañal, sueño, hambre, cólico y eructo. Si nada de eso es, ¡no sé por qué llora!
-Yo soy muy de soltar. Cuando yo no puedo o es Lautaro o es la persona que esté conmigo al lado. Y si estoy sola, respiro hondo y digo ‘ya va a pasar’. Busca alternativas: la dejo que llore, en brazos y pienso ‘en un momento se calmará’. Le doy el chupete, busco la manera, y hay un momento en el que se calma y se duerme. Pero es un momento que te supera. Ahora, cuando va pasando en los días y cuando te encontrás con situaciones, así decís, ‘bueno, ya está, se te va a pasar. Ya no me supera. Es al principio. Porque la vas conociendo, en sus cuestiones: ya sabes las posturas que le gustan y cómo calmarla. Le gusta mucho el brazo, es chiquitita. Pero igual le encanta dormir en su cuna.
-Sí, la verdad es que Bianca tiene buen sueño ¡es bárbara!. Porque le encanta dormir en brazos pero cuando está casada, la acostás en la cuna de colecho, en su cuarto, en el cochecito, y ella duerme donde sea.
-Me da nostalgia… Me lo preguntaba, porque hablo mucho conmigo misma en este momento, donde me encuentro. Porque tengo tiempo, además. Antes, la vorágine laboral de aquí para allá, corriendo toda mi vida. Nunca me detuve a pensar ‘che, ¿cómo estoy?’ No te frenás. Ahora estoy más hasta sensible, si querés, mucho más a flor de piel, obvio. Pero me abrazo mucho más y me quiero un poco más, porque digo, ‘che, pará. Hice un montón para llegar hasta acá. Entonces, me da nostalgia, pero también me merezco estar así, ahora.
«Obvio, ¿qué extraño? La libertad, esto de los tiempos, de: ‘hoy me pongo, esto y esto, y lo hago’. Hoy, me levanto a la mañana, me pongo esto esto ¡y no termino haciendo nada porque mi hija me marcó el ritmo! (risas). Pero no lo cambio por nada, sigo eligiendo esto».
-Uf, estoy emocionada todo el tiempo. Los miro, digo ‘qué fuerte la imagen de una hija con su padre’. Y aparte sé lo que es Lautaro, del corazón que tiene. Un tipo tan generoso que a su hija le quiere dar todo y más. Y creo que se van a amar y me van a dejar afuera a mí (risas) ¡ya me la veo venir! Lautaro diciéndome ‘aprovechala ahora’, sí, y yo sé que con el padre va a hacer todos los planes, ¡todos! Es un gran malcriador Lautaro. Yo creo que esperó toda su vida para criar un hijo, sí.
–¡Mucho más canchero que yo! Es que para mí, la madre, se carga de otras cosas. Y sentís distinto, te preocupás distinto, lo llevaste adentro y lo pariste. Y la intuición está ¿no? Porque le pasa esto… Es como que lo que le pasa a ella, lo siento, es increíble, me duele a mí. Entonces él no le pasa, entonces muchas veces sirve un montón que la tenga él.
-(risas) ¡Es muy loco! Porque aparece la pregunta, ‘che, tendrías otro’ y la frase está, ‘yo no entiendo cómo la gente sigue teniendo, porque estás un momento difícil… del segundo al tercer mes que, dicen, es lo más difícil de todo. Y pensás ‘¿qué le encuentran divertido de estar pasando la noche en vela, no dormir, qué te llore, no salir, no poder hacer más nada, el parto, la recuperación’. Y, bueno, pero evidentemente pasa tan rápido que te olvidás de todo, seguís eligiendo este amor tan maravilloso e incondicional y grande, inmenso y lo más lindo del mundo.
«Pero la verdad que sí, tendría otro hijo! (risas) pero también también hay algo lindo que es pensar en darle un hermanito. Ahora, me decís, ‘¿lo vas a cumplir?’, no sé. La verdad, quizás, hasta Lautaro por ahí está tranquilo así. Veremos más adelante, qué sucede, con qué me sorprenderá la vida».
–Que fue una beba muy deseada, que como padres solo deseamos que ella sea feliz, que viva su vida como quiera. Que la viva intensamente y que esté orgullosa de nosotros, ¿no? como padres. Que, al final de todo, diga: ‘Mis viejos me dieron todo y más’. Que sea una nena buena, llena de valores y de cosas lindas para dar, y querida y que ella quiera también mucho.
«Me parece que la vida es eso, en definitiva, elegir algo que te gusta, estar rodeada de personas amadas y tener una infancia y una crianza y una adolescencia y una vida feliz. Porque eso te va marcando: lo que sos de grande tiene que ver con estos momentos, así que, que su recuerdo de la infancia sea maravilloso».
–Ya le compramos juguetes, fuimos el otro día a la juguetería, ¡qué flash! Dije ‘no puedo creer que estoy haciendo esto’. Me parece re lindo. Yo antes, en la otra vereda, pensaba ‘qué fiaca, los padres comprando’ y ahora pienso ‘qué bueno’, es como que te daños de vida, volvés a la infancia vos también, te volvés niño y eso me encanta.
«Uno arma todo y piensa todo con tanta ilusión para los hijos, con tanto amor, que se transmite, se vive muy genuinamente. La maternidad, para mí, va a sacar lo mejor de mí en el sentido de que me va a permitir ser más yo que nunca. Creo que mi hija vino a este mundo también a darme la posibilidad de ser una yo más auténtica, más relajada. Ahora, como madre uno es como es y no está pensando tanto en cosas que antes le prestabas atención. Entonces es más genuino todo, ¡y esto recién empieza!»
Fotos: Alejandro Carra
Maquillaje y peinado: Rocio Somoza para Sebastian Correa (@ro_somoza)
Video y edición de video: Rocío Bustos
Escrito por E-GRUPOCLAN
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