Un día después del fallido golpe, Bolivia dejó atrás el ojo del huracán, pero aún atraviesa una palpable tensión que se refleja en movilizaciones y bloqueos de organizaciones sociales en defensa de la democracia y un visible aumento de la seguridad.
En la céntrica Plaza Murillo, de La Paz, ya no hay tanques del ejército que amenazan al presidente Luis Arce, pero los alrededores del Palacio Quemado, sede de gobierno, están custodiados por policías antimotines que redoblaron la vigilancia de los sitios estratégicos de la capital.
La asonada quedó atrás, pero la crisis institucional recién comienza. Mientras el dividido oficialismo intenta fortalecer su debilitada imagen como vencedor contra las ambiciones golpistas, en círculos opositores crece la creencia de que el general Juan José Zuñiga, líder de la asonada, dice la verdad cuando afirma que se trató de un “autogolpe” impulsado por el propio Arce para enderezar su lucha interna contra su antiguo mentor y antecesor, Evo Morales.
Hoy Zuñiga está detenido. En total son los 17 las personas bajo arresto, en su mayoría militares, entre ellas Zuñiga y el excomandante de la Armada Juan Arnez, acusados de participar en la aventura golpista del miércoles que puso contra la pared a la democracia boliviana, según anunció el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo. Otros tres uniformados retirados están siendo buscados. Entre los arrestados hay algunos civiles.
Bolivia, un país en crisis y bajo tensión política
La asonada llegó cuando el país sufre una crisis económica creciente, con falta de combustible y ausencia de dólares en el mercado. A 13 meses de las elecciones presidenciales de agosto de 2025, la intentona golpista pateó el tablero institucional y dejó a los bolivianos en shock y bajo un manto de sospechas.
“Es muy difícil de entender lo que está pasando. La hipótesis de autogolpe está muy fuerte en la opinión pública. La otra conjetura es que ha sido una acción personal de Zuñiga, que se sintió traicionado por Arce”, dijo a TN el analista boliviano y director del portal Brújula Digital, Raúl Peñaranda.
La teoría del supuesto autogolpe fue lanzada por el propio Zuñiga al ser arrestado. Mientras era detenido, gritó que Arce le había pedido “sacar los blindados” a la calle tras sugerirle “preparar algo” para levantar su escasa popularidad.
Desde el gobierno, le salió al cruce el ministro de Defensa, Edmundo Novillo. “Lo que hace es intentar enlodar (con) todas estas acciones realizadas por él al presidente, y esto lo hace con la finalidad de una vendetta contra el presidente que no le permitió, no le aceptó de ninguna manera que pueda realizarse el golpe de Estado que él pretendía”, aseguró.
Pero desde la disidencia del propio oficialismo se abonó esta versión. “Se han hecho la burla del país. Este presidente ya no sabe cómo subir su imagen (…) el autor intelectual es Luis Arce y el autor material es Zuñiga”, dijo el vicepresidente del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), Gerardo García, afín a Morales.
Para Peñaranda, Zuñiga pudo sentirse traicionado por Arce después de protagonizar un raid mediático en el que lanzó fuertes cuestionamientos contra Evo Morales, a quien amenazó directamente con arrestarlo. “No puede ser más presidente”, le advirtió, arrogándose el poder de decidir quién puede o no lanzar su candidatura presidencial.
“Se le fue la mano en sus declaraciones y al mandatario no le quedó otra que pedirle su renuncia. Posiblemente se sintió traicionado y llegó con su tanqueta hasta la Casa de Gobierno”, señaló el analista.
Quién gana con la asonada militar
Mientras el país intenta recobrar la calma, no hay señales de tregua en la pelea interna entre Arce y Morales para ver quién de los dos se queda con el aparato del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) y la candidatura presidencial para 2025. Organizaciones sociales afines a Arce salieron este jueves a las calles de El Alto, en las afueras de La Paz, para respaldar al gobierno. Hubo bloqueo de carreteras y movilizaciones. De hecho, las principales vías que conectan El Alto con la ciudad de La Paz estuvieron cerradas.
En un primer momento, el miércoles, la gente entró en pánico y colmó los mercados, las estaciones de servicio y los bancos, pero la situación parecía este jueves más calma, en especial en La Paz, centro político neurálgico del país.
Hoy Arce está muy debilitado y en minoría en el Parlamento. Evo, a quien una resolución del tribunal supremo electoral, le impediría presentar su candidatura presidencial, tiene más poder interno en el partido, pero su imagen no levanta a nivel nacional.
“Ninguno gana con todo esto. La relación sigue tan mala como siempre”, señaló Peñaranda.
La incertidumbre política es total. Desde la oposición, el diputado de Comunidad Ciudadana (CC) Oscar Balderas pidió conformar en forma inmediata una comisión especial multipartidaria para investigar el intento de golpe.
En sus redes sociales, el detenido exgobernador electo de Santa Cruz, Luis Camacho, se sumó al pedido y sembró de dudas sobre el verdadero motivo del golpe. “¿Fue un espectáculo mediático montado por el propio gobierno, tal y como dice el general Zúñiga? ¿Fue solo una locura de algunos militares? ¿Fue simplemente una muestra más de descontrol? ¿Qué fue lo que pasó ayer?”, planteó.
En tanto, la Central Obrera Boliviana (COB) se declaró en emergencia y pidió a las autoridades proceder con la restructuración de las Fuerzas Armadas. La crisis recién comienza y se mueve al compás de la interna oficialista.