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RADIO32 SOMOS TU VOS
En la madrugada del sábado 16 de octubre de 2004 Luciana Moretti recibió un llamado. Dos horas después, la adolescente de 15 años salió de su casa en Ingeniero White y no volvió más. Nueve días más tarde un vecino que caminaba con su esposa por las vías del tren encontró un cráneo. “Es de un perro”, pensó. Pero se equivocó. El cráneo era de ella.
Luciana había sido asesinada, descuartizada y quemada en una parrilla. A tal punto la habían ultrajado que fue el dentista que la atendía desde que era chica el que pudo identificar sus restos. “Lo que tuve que ver no fue para nada grato. Los arreglos en las piezas dentales de ese cráneo se corresponden con los que le hice a Luciana Moretti. Lo lamento muchísimo”, dijo ante las cámaras el profesional.
En medio de la conmoción que causó el crimen, el análisis de los registros telefónicos aportó la primera pista firme en la investigación. Así se llegó al femicida: un joven llamado Pablo Cuchán que vivía a pocas cuadras de la casa de la víctima y con el que la adolescente mantenía una relación. Ante los jueces que lo juzgaron en 2007, el acusado negó haber matado a su novia. Dijo que había sufrido una sobredosis con cocaína, que él se asustó y por eso trató de incinerar su cuerpo.
“Luciana ya no era Luciana”, afirmó. La Justicia lo condenó entonces a 18 años de prisión, le rebajó la pena después a 17 y le otorgó la libertad condicional en 2016. “Mi deuda, entre comillas, ya la pagué. Sale un Pablo distinto. Maduré y crecí”, sostuvo Cuchán al abandonar el penal. Pero volvieron a detenerlo por violar las reglas para mantener el beneficio y siguió preso hasta que agotó la pena por el crimen de Moretti en 2021. La libertad, sin embargo, sólo le duró dos años y actualmente está detenido por una causa de amenazas y lesiones leves agravadas.
“Obviamente, esto nos muestra la falla en el sistema de reinserción social de las personas privadas de libertad”, sostuvo en diálogo con TN Viviana Lozano, una de las abogadas que representó a la familia de Luciana Moretti, en relación a la “puerta giratoria” de Cuchán. Y remarcó: “Es un psicópata, narcisista, las pericias determinaron que era irrecuperable”.
“Durante todo el juicio Cuchán se mostró frío, no dejaba de mentir y de querer instalar que la joven había muerto por una sobredosis, pero al interrogarlo sobre por qué no llamó a una ambulancia, cómo constató que estaba muerta y si tenía conocimientos de medicina ya se alteró y el papel que había intentado representar derramando tres lágrimas se le fue de las manos”, recordó la abogada.
Tanto para Lozano como para su colega Gustavo Giorgiani el caso de la adolescente asesinada en Ingeniero White “fue un desafío profesional dada la complejidad que presentaba acreditar el homicidio” por el estado en el que fueron encontrados sus restos. A 20 años y a pesar de haber logrado una condena, la abogada señaló que el resultado de aquel proceso le dejó “sabor a poco”.
Luciana veía a Cuchán a escondidas porque a su mamá no le gustaba ese hombre. “Tenía la mirada de un asesino”, expresó después la mujer ante los medios, cuando la tragedia ya había caído sobre ellos. Así fue como, cuando él la llamó esa madrugada, la joven habló en voz baja y salió a su encuentro sin decirle nada a nadie. Y desapareció.
La víctima desapareció en la víspera del Día de la Madre. Con el correr de las horas y al no tener noticias de ella, su foto empezó a aparecer en las vidrieras de los negocios del barrio y en los diarios locales mientras la policía rastrillaba la zona y los ciudades cercanas. “Cuchán, con absoluto descaro, había participado con otros vecinos en la búsqueda de Luciana”, destacó Lozano.
El trágico final que tuvo la joven se asomó recién el 24 de octubre de 2004 con el hallazgo casual de la pareja que caminaba por un terraplén. “Cuando el médico forense se acercó al lugar donde encontraron el cráneo determinó que era de una mujer y que era joven, dado aún no tenía las muelas de juicio”, detalló la letrada. Pero la confirmación llegó de la mano del odontólogo de la víctima. Entonces ya no quedaron dudas.
“Luciana había sido asesinada, descuartizada, sus restos quemados en un fogón durante horas y lo que quedó de ello fue descartado en distintos lugares”, indicó la abogada de la familia, y subrayó: “Era un caso sin antecedentes en la historia judicial de Bahía Blanca, al menos en la historia reciente, donde contábamos con algunos restos óseos y muy poco material para determinar la causa de la muerte”.
En este sentido, explicó: “Si no podíamos establecer que había sido asesinada el caso quedaba impune dado que, si hubiera sido muerte natural, lo que se le hubiera hecho a un cadáver no era delito”.
Hasta ese momento, todos los indicios apuntaban a una muerte violenta, pero no se sabía quién era el responsable. El nombre de Cuchán surgió en la causa a raíz del entrecruzamiento de llamadas, a pesar de que trató de bloquear el número desde el que había llamado a la víctima.
Así fue como se convirtió en sospechoso y la Justicia ordenó allanar su domicilio. Fue durante ese operativo que el horror terminó de salir a la luz. En el fondo de un quincho, debajo de una parrilla, la policía encontró seis bolsas con huesos carbonizados, una lata de pintura llena de pelos largos chamuscados y manchas de sangre en el piso.
En el patio, al lado de una pileta y cerca de un cantero con flores, encontraron tierra removida. Un perito se acercó con una pala, excavó y encontró más huesos rotos y astillados.
“Además, encontraron una lata de helados donde había un mechón de cabello (que luego se determinó que era de Luciana), un rosario y un aro de corpiño, guardados como si fueran un trofeo de guerra”, precisó a TN Viviana Lozano. Y añadió: “Con el luminol se pudo determinar el lugar donde se produjo la muerte y descuartizamiento de la víctima….la había descuartizado utilizando tres cuchillas”.
La búsqueda, sin embargo, no terminó ahí. También se encontraron restos de la joven asesinada entre la chatarra de un terreno baldío de Avenente al 4000, cerca de un taller mecánico al que Pablo Cuchán solía llevar su auto. Ese mismo día Cuchán quedó detenido y lo trasladaron a una comisaría custodiado por cuatro policías.
Tres años después del crimen de Luciana Moretti se hizo el juicio por el caso. Cuchán se mantuvo firme en su versión de la supuesta sobredosis. Dijo que se asustó, pero negó haber descuartizado a a víctima. En cambio, reconoció que había llevado su cuerpo a la parrilla, lo roció con 20 litros de solvente, le puso diez bolsas de leña encima y lo encendió.
“No veía salida. En el apuro, en el arrebato, la vi recostada sobre la cama y con la lengua dada vuelta”, explicó desde el banquillo de los acusados. Y confesó: “Luciana ya no era Luciana y el cuerpo estaba sumamente pesado. En ese momento agarré las bolsas de leña, el solvente y prendí fuego todo”.
“Durante todo el juicio, lo que observábamos era que se quería justificar del homicidio de Luciana juzgando a través de mentiras la vida de una jovencita de apenas 15 años”, recordó en diálogo con este medio la abogada Lozano.
Por otro lado, señaló: “También pedíamos que se investigara a quienes lo había ayudado a desaparecer el cuerpo y limpiar la escena. En éste caso, una tía que trabajaba como empleada doméstica y también sus padres que, cuando se produjo el crimen estaban en Monte Hermoso, retornaron ese mismo día, y la madre fue a comprar productos de limpieza a la noche”.
El pedido derivó en la apertura de una causa paralela para investigar el rol de la tía de Cuchán. La mujer fue indagada, pero nunca llegó a juicio. “Los padres, por esa condición de padres, nunca fueron investigados”, apuntó la letrada.
Años después de ser condenado por el crimen de la adolescente, Cuchán volvió a ser protagonista cuando una usuaria de Tinder se cruzó con su perfil en la plataforma virtual para conocer personas y lo escrachó en las redes.
“El femicida de Luciana Moretti, Pablo Víctor Cuchan, en Tinder. Por favor compañeras, difundan. En 2004 la descuartizó y quemó su cuerpo en una parrilla”, advirtieron en X distintas agrupaciones feministas.
El escrache sólo consiguió que Cuchán bajara su perfil un tiempo. Después de unos meses, volvió a la carga y probó suerte en Badoo. Pero, otra vez, no pasó desapercibido.
Mientras tanto, la defensa seguía de apelación en apelación hasta que en 2016 fue beneficiado por un juez de Ejecución Penal con la libertad condicional, basado en su “comportamiento ejemplar” en prisión. “Ya había cumplido dos tercios de la condena y la sentencia no estaba firme”, sumó Lozano.
Cuchán se radicó en Monte Hermoso, donde fue escrachado y declarado persona no grata por el Concejo Deliberante del balneario. “Allí comenzamos a denunciar los incumplimientos a las reglas de conducta que se le impusieron cuando le otorgaron la libertad, pero siempre había un justificativo para denegarnos la revocación de la misma”, continuó la letrada.
Así fue hasta que “en 2019, mientras se produjo un hecho confuso dentro de su vehículo (acompañado de una mujer), chocó y se negó a hacerse el test de alcoholemia cuando llegaron las autoridades”. “Eso nos permitió pedir una vez más que se revocara su beneficio porque una de las reglas de conducta era que debía abstenerse de consumir alcohol y drogas”, indicó. Además, había intentado sobornar a los agentes que lo interceptaron.
Fue entonces cuando la Justicia volvió sobre sus pasos y ordenó la nueva detención. “El régimen y tratamiento penitenciario impartido no ha alcanzado aún los objetivos perseguidos en procura de evitar que aquel que ha delinquido vuelva a hacerlo y así brindar la protección a los bienes jurídicos de la comunidad”, sostuvo el tribunal.
“La verdad no me escapé, yo hice mi vida normal. Corté el pasto y me fui a pescar, estuve en la playa, como hago siempre”, explicó ante las cámaras de Canal 7 antes de que volvieran a esposarlo, sin inmutarse por los años de encierro que le quedaban por delante.”El 25 de octubre de 2021 me voy”, dijo. Ese fue el día que agotó la pena por el crimen de Luciana Moretti.
A diferencia de 2016, la salida de Cuchán de la cárcel en 2021 fue sin testigos ni cámaras que registraran el momento.
Viviana Lozano no perdió el contacto con la familia de Luciana, aunque lamentó: “Sus padres ya fallecieron y fue su hermana, Antonella, quien terminó poniéndose la causa al hombro en los últimos tiempos hasta que se agotó el cumplimiento de pena. Para ella la causa ya terminó y pretende seguir con su vida, fueron muchos años de lucha, pero ya terminó.
Julio Moretti murió el 14 de mayo de 2015 y en 2021 murió su esposa, la mamá de Luciana, tras haberse contagiado de Covid-19. “Julio tenía una fortaleza pocas veces vista, nunca descansaba, continuamente se movía buscando información”, contó a TN Lozano.
Una muestra de esa entereza mostró oportunamente durante una entrevista con el Canal 7 local poco después del crimen de su hija. “El comentario que me llegó es que Cuchán pedía un aplauso para el asador, o sea que estaba haciendo un asado para disimular”, contó, haciendo alusión a la maniobra del femicida al intentar deshacerse del cuerpo.
Antonella Moretti no volvió a dar notas tras la salida de Cuchán de la cárcel hace tres años. Pero publicó en ese momento una carta que fue difundida por los medios. “Hoy el camino llegó a su fin, el asesino de Luciana cumplió su condena y obtuvo su libertad (…) tengo la conciencia en paz que todo lo que podíamos hacer para que cumpliera la condena, lo hicimos”, sostuvo Antonella. “Aún cuando fueron más los “no” que los “sí” los que obteníamos, finalmente logramos que regresara a prisión y cumpliera la condena que restaba”, escribió.
“En estos 17 años ustedes siempre estuvieron para nosotros y es por eso que hoy quiero, a través de estas líneas, explicarles el silencio guardado en estos días. Tomé la decisión de no dar notas porque entendí que todo lo que se podía decir ya lo habíamos dicho, que todo análisis que se pudiera hacer ya lo habíamos hecho y que no había nada nuevo que aportar. Pero no es menos cierto que tenía la obligación de explicarles esto a ustedes que tanto nos han acompañado”.
“Ya hace seis años que papá no está y hace algunos meses también partió mamá, quedamos pocos y decidimos que no queríamos seguir revolviendo las viejas heridas, que debemos continuar la vida que durante 17 años estuvo entre paréntesis, por eso preferí no hablar ahora ni más adelante, es necesario cerrar esta etapa, al menos para nosotros”.
Al ser consultado por TN sobre la situación actual de Pablo Cuchán, su abogado Maximiliano De Mira indicó: “En 2023 fue detenido en otra causa de amenazas y lesiones leves agravadas”.
“Está detenido en prisión preventiva hace un año y medio. Tiene una condena (no firme) de 3 años”, agregó el letrado. En relación al futuro de su cliente, una vez que recupere nuevamente la libertad, manifestó: “Aparentemente piensa radicarse en Monte Hermoso. Este año su madre falleció y su padre está delicado de salud. Se radicaría en el domicilio familiar”.
Escrito por E-GRUPOCLAN
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